ESPERAMOS
Una persona llama a un cero ochocientos y espera. En la cola del banco, otra persona repasa sus papeles y espera. En un parada de colectivo, alguien mira nerviosamente su reloj y espera.
Vivimos en un país que por todos lados se empeña en empaparnos de negatividad. Mires para donde mires vas a encontrar razones para amargarte. Porque si te ponés a pensar, y cuando digo pensar no me refiero al simple hecho de cerrar los ojos y repasar esa lista mental de cosas a hacer que tenés en la cabeza, estamos hablando de cuando te ponés a pensar y en vez de llegar al cerebro, llegás al alma, esos momentos de pensamiento donde sentado en una silla sos capaz hasta de cuestionar la existencia de la silla; si te pones a pensar así vas a descubrir lo poco que somos dentro de esta burbuja atómica, lo ínfimos que parecemos cuando somos comparados con cosas tan abstractas, y sin embargo tan poderosas, como el dinero, la política, y el, valga la redundancia, poder.
No tenemos opción, y la batalla de David contra Goliat nos presenta un David sin honda, un David descalzo y asustado que en la privacidad de su casa hace las cuentas necesarias para pagar todas sus facturas mientras Goliat se pasea en su Honda muy lejos de esta ciudad, en un lugar donde las playas tienen arena y no colillas de cigarrillo.
¿Realmente alguna vez te pusiste a pensar en la posibilidad de combatir contra todos ellos? ¿Realmente crees que tenés una oportunidad de hacerte valer?
Nos empapan con negatividad desde todos lados. En la facultad, en el trabajo, en la ciudad, siempre vas a encontrar a alguien dispuesto a no ayudarte. El cero ochocientos te va a cortar el teléfono antes de que siquiera puedas decir para que llamabas. Cuando estés adelante de la cola, una cajera de cincuenta años te va a decir, con su discurso pre-fabricado, "Lo siento señor, pero no hay nada que podamos hacer, en el sistema figura que" y cuando te quieras dar cuenta, cuando cierres los puños lleno de bronca, lo único que vas a ver, lo único que vas a encontrar, es el colectivo que no te para, que sigue de largo porque ya está lleno.
Y en este país vamos a seguir así, viajando en los estribos del tren y peleando una realidad donde estamos todos contra todos. Porque el flaco que esta del otro lado en el call center te escucha a vos quejarte de “esto y lo otro” y el flaco se llena de esa energía negativa, la cajera que detrás del vidrio soporta tus gritos desesperados también, ni hablar del colectivero al que puteás parada a parada cuando él lo único que quiere hacer es llegar a su casa y acostarse.
Estamos enfrentados todos contra todos, lograron ponernos en una situación donde la separación es tan grande que el círculo vicioso de desesperación empieza en vos y termina en vos, pasando por todos y cada uno de los que están en la misma situación.
Entonces, la pregunta es, ¿Hay una respuesta a todo esto? ¿Hay una solución? ¿Hay algo que pueda detener esta lluvia de desolación que nos arrasa con su granizo? ¿Hay algo que pueda detener la negatividad, que nos pueda llenar de otra cosa que no sea la bronca de caminar en una ciudad de tres millones de habitantes sintiéndonos solos?
No.
No hay respuesta.
Ni hay solución.
Y por eso vamos a seguir. Porque no creemos en la ausencia de soluciones, ni en la falta de respuestas. Somos este grupo de almas jóvenes cuya única premisa es jugar el corazón en cada palabra. Y lo hacemos porque lo sentimos de esa manera, porque entre tantas razones para abandonarse y llorar seguimos con la sonrisa como única arma, creyendo que nuestras ideas puedan dar una solución, que nuestras intenciones encontrarán finalmente la respuesta.
Lo hacemos porque no nos vamos a dejar vencer, porque no vamos a bajar los brazos, porque nos sentimos vivos, porque dentro nuestro existe esa vieja convicción, esa bella utopía, de que de una u otra manera, vamos a ser capaces de cambiar el mundo.
Y por eso seguimos.
Esperamos.
Y seguimos.
Vivimos en un país que por todos lados se empeña en empaparnos de negatividad. Mires para donde mires vas a encontrar razones para amargarte. Porque si te ponés a pensar, y cuando digo pensar no me refiero al simple hecho de cerrar los ojos y repasar esa lista mental de cosas a hacer que tenés en la cabeza, estamos hablando de cuando te ponés a pensar y en vez de llegar al cerebro, llegás al alma, esos momentos de pensamiento donde sentado en una silla sos capaz hasta de cuestionar la existencia de la silla; si te pones a pensar así vas a descubrir lo poco que somos dentro de esta burbuja atómica, lo ínfimos que parecemos cuando somos comparados con cosas tan abstractas, y sin embargo tan poderosas, como el dinero, la política, y el, valga la redundancia, poder.
No tenemos opción, y la batalla de David contra Goliat nos presenta un David sin honda, un David descalzo y asustado que en la privacidad de su casa hace las cuentas necesarias para pagar todas sus facturas mientras Goliat se pasea en su Honda muy lejos de esta ciudad, en un lugar donde las playas tienen arena y no colillas de cigarrillo.
¿Realmente alguna vez te pusiste a pensar en la posibilidad de combatir contra todos ellos? ¿Realmente crees que tenés una oportunidad de hacerte valer?
Nos empapan con negatividad desde todos lados. En la facultad, en el trabajo, en la ciudad, siempre vas a encontrar a alguien dispuesto a no ayudarte. El cero ochocientos te va a cortar el teléfono antes de que siquiera puedas decir para que llamabas. Cuando estés adelante de la cola, una cajera de cincuenta años te va a decir, con su discurso pre-fabricado, "Lo siento señor, pero no hay nada que podamos hacer, en el sistema figura que" y cuando te quieras dar cuenta, cuando cierres los puños lleno de bronca, lo único que vas a ver, lo único que vas a encontrar, es el colectivo que no te para, que sigue de largo porque ya está lleno.
Y en este país vamos a seguir así, viajando en los estribos del tren y peleando una realidad donde estamos todos contra todos. Porque el flaco que esta del otro lado en el call center te escucha a vos quejarte de “esto y lo otro” y el flaco se llena de esa energía negativa, la cajera que detrás del vidrio soporta tus gritos desesperados también, ni hablar del colectivero al que puteás parada a parada cuando él lo único que quiere hacer es llegar a su casa y acostarse.
Estamos enfrentados todos contra todos, lograron ponernos en una situación donde la separación es tan grande que el círculo vicioso de desesperación empieza en vos y termina en vos, pasando por todos y cada uno de los que están en la misma situación.
Entonces, la pregunta es, ¿Hay una respuesta a todo esto? ¿Hay una solución? ¿Hay algo que pueda detener esta lluvia de desolación que nos arrasa con su granizo? ¿Hay algo que pueda detener la negatividad, que nos pueda llenar de otra cosa que no sea la bronca de caminar en una ciudad de tres millones de habitantes sintiéndonos solos?
No.
No hay respuesta.
Ni hay solución.
Y por eso vamos a seguir. Porque no creemos en la ausencia de soluciones, ni en la falta de respuestas. Somos este grupo de almas jóvenes cuya única premisa es jugar el corazón en cada palabra. Y lo hacemos porque lo sentimos de esa manera, porque entre tantas razones para abandonarse y llorar seguimos con la sonrisa como única arma, creyendo que nuestras ideas puedan dar una solución, que nuestras intenciones encontrarán finalmente la respuesta.
Lo hacemos porque no nos vamos a dejar vencer, porque no vamos a bajar los brazos, porque nos sentimos vivos, porque dentro nuestro existe esa vieja convicción, esa bella utopía, de que de una u otra manera, vamos a ser capaces de cambiar el mundo.
Y por eso seguimos.
Esperamos.
Y seguimos.
Dema.
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6 comentarios:
entiendo el tono del post y el mensaje, aunque me identifique mucho mas con la primera parte de una sociedad impasiva que espera (escribi algo hace poco en mi blog sobre las colas de los bancos), se que a veces ante semejante mundo no nos queda mas nada que seguir adelante, parece muy dificil llegar, cambiar algo... no se
delire
buen texto
es cierto, esperamos.. si, pero porque sabemos que hay soluciones, que hay respuestas. y esperamos por ellas, pero el tiempo que sea necesario hasta que las encontremos de alguna manera u otra. al fin y al cabo, si estamos en la situación que estamos, es culpa nuestra también, por dejar que nos pongan ahí.
vos nunca te dejes vencer, y segui, vos segui, que yo te sigo atrás como un robotito (jajajaa)
beso =))
Obviamente te terminas identificando con cada una de las situaciones xq son cosas q vivis diariamente como un pasajero q el colectivo no le para y sabes q dentro de 20 minutos eternos NO va a haber otro, como alguien q alguna vez fue empleada de atencion al publico y entendes esa persona q viene con su horario contado y q vos tb dependes del bendito sistema...y es como vos decis hay q seguir, seguir con la esperanza de que las cosas van a mejorar, de dejar las broncas ahi y llegar a tu hogar y saber que no va a haber otro lugar en el mundo donde te puedas sentir mejor.
Tu relato me encanto..se nota?? jeje
Muy buen relato! Me encanto!
Sublime, simplemente genial. Dijiste lo que debías decir, una realidad cotidiana, con las palabras exactas y bien decorado.
Me gustó mucho, gracias por compartirlo. :)
Yo a veces me pregunto por que nos toco nacer como seres humanos y no como alguna planta, algun animal, etc.
¿Y por que sera que justo nosotros tuvimos que nacer? ¿No podrian hacerlo otros? ¿ Y por que en este tiempo y lugar? Si nadie nos pregunto si queriamos nacer o no. Tampoco nos dieron para elegir
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